Ultimamente me he aficionado a las novelas, series y películas históricas. La historia siempre ha sido desde el colegio mi asignatura favorita y desde que vivo otra vez en españa tengo acceso a series, películas y libros principalmente de autores británicos sobre ciertos períodos llevados a escena con un rigor histórico admirable, que me hacen disfrutar como una enana.
Viendo algunas de estas películas, o leyendo grandes novelas que reflejan el día a día de la vida cotidiana de otras épocas, me he encontrado pensando muchas veces sobre las dificultades que encontraban las mujeres de entonces, (y no me refiero a aspectos como derechos sociales o laborales, que haciendo un análasis de la evolución social de aquellos momentos serían casi absurdas puesto que realmente los “derechos” como tales no existieron hasta hace bien poquito para nadie, hombre ni mujeres) sino al hecho en sí de poder sacar a sus hijos adelante sin que se les murieran antes de llegar a los quince años.

Príncipe Eduardo en Los Tudor
Lo cierto es que la miseria, la pobreza, la suciedad, el trabajo obligado para los menores por la lucha por la supervivencia hacían que los niños que presentaran cualquier debilidad no llegaran a ser adultos. Pero si tenías la suerte de nacer entre las clases más favorecidas tampoco es que lo tuvieras fácil; las intrigas políticas y palaciegas, los accidentes, la mala alimentación y sobre todo las enfermedades, que esas no conocen de pobre o ricos, se llevaban por delante a una buena parte de los hijos de la nobleza, lo que les obligaba a tener numerosos hijos con la esperanza de que alguno llegara a hacerse adulto para proseguir con la estirpe.

The Duchess
Y pensando todas estas cosas me he preguntado qué es lo que como madre me puede diferenciar más de aquellas mujeres del siglo XV o XVI que al igual que nosotras lo daban todo por sus hijos hasta donde sus fuerzas llegaban. Y he llegado a una conclusión clara, los medicamentos, la posibilidad de, ante el angustioso momento de una enfermedad común, disponer de medicamentos que harán que nuestro hijo se cure en horas o dias de lo que en el siglo XV era una muerte casi segura.
¿Y de entre todos los medicamentos, cúal principalmente? Los antibióticos por supuesto. Hijos de reyes y principes murieron por cosas tan sencillas de curar hoy en día como una otitis supurante o una herida infectada. Cosas como fiebres que no bajaban y que se llevaban a bebés de pocos días, que hoy en díacon un antipirético y un antibiótico en el caso de una infección sencilla se solucionan casi casi sin salir de casa más que para una visita médica para obtener una receta…

María Antonieta
Aún queda mucho camino por recorrer en la medicina, y en la sociedad, sobre todo en los países más subdesarrollados, pero el descubrimiento para mí más grande en cuanto a avance médico por su directa influencia social, fue sin duda el de la penicilina y demás antibióticos que hoy administramos en algún momento de nuestras vidas a nuestros hijos enfermos sin ser conscientes de lo grande que es lo que tenemos entre manos.

Downton Abbey
Hoy os he soltado un rollo muy lejos de los temas que solemos tratar por aquí, pero me encanta compartir con vosotras estas cosas, así de buena mañana como si estuviéramos hablando de nuestras cosas delante de un café.
¡Vamos a por la semana!